lunes, 29 de noviembre de 2010

HISTORIA DEL REAL BETIS III

1947-1958: Los años del "manquepierda"
Difícilmente puede entenderse lo que es el Betis sin mencionar los 10 años que jugó en Tercera, porque entonces tanto el club como su afición encontraron una seña de identidad que le acompaña aún en la actualidad. Según muchos autores, su "alma", que se halla en una expresión que en los años 50 despertó la simpatía de toda España: “¡Viva er Beti manque pierda!”. El poeta Joaquín Romero Murube describió aquellos tiempos y aquella expresión con las siguientes palabras: “El Betis llegó a formar una inderrocable moral a prueba de derrotas… pero en vez de adoptar esa inexplicable renunciación que hemos aplicado, para nuestra desgracia, a tantas adversidades –la de subirnos los hombros en vez de subirnos de corazón-, el Betis, tras la hecatombe, arremetía todas las tardes con más entusiasmo hacia la conquista de su gloria”.
El Betis superó esos años con la ayuda de una afición que consigue llevar al club de regreso a Segunda División en 1954, ganando fama por llenar su estadio y por las “marchas verdes” en los desplazamientos. Atrás quedaron años de tremendas dificultades económicas, en los que unos pocos mantienen vivo a un club, según sus dirigentes, ignorado por las instituciones. La experiencia en Tercera fortaleció al club y le añadió otra singularidad: la de ser el único equipo que ostenta los títulos de Campeón de Primera, Segunda y Tercera División.
Mención especial tiene en esta época el que fue máximo dirigente de la entidad blanquiverde desde Tercera División hasta 1955, Manuel Ruiz Rodríguez, año en que abandonó la presidencia del club, pues creía que ya no podía ofrecer más para el crecimiento de la entidad. Este presidente bético no ha sido tan conocido como otros (Manuel Ruiz de Lopera o Benito Villamarín), pero su contribución fue fundamental para que el Betis haya llegado a ser lo que es. Su magnífica relación con otros clubes, como el Cádiz CF, del que consiguió varios fichajes a buen precio, y su labor fue vital en aquellos momentos críticos para la entidad blanquiverde.
Pocos dudaron tras la celebrada vuelta del Betis a Segunda en 1954 que ascendería a Primera tarde o temprano. No obstante, hubo que esperar hasta 5 años más tarde, el 1 de junio de 1958 para ver al Real Betis Balompié como equipo de Primera División.

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